Se puede decir que la tendinitis aquilea es quizá una de las afecciones que pueden estar presentes tanto en los atletas que practican deportes como atletismo, como en personas que no son físicamente activas y que solo cumplen con actividades sedentarias o laborales, dicha afección puede llegar a causar mucho dolor, es por ello que a continuación discutiremos sobre el abordaje desde la fisioterapia mediante distintas herramientas.
En los últimos años se ha venido hablando de la inclusión de la fisioterapia invasiva dentro de éste tipo de lesiones musculoesqueléticas y otras diferentes, pudiendo llegar a incluir la punción seca por ejemplo, causando efectos mecánicos a nivel fisiológico sobre la zona lesionada promoviendo la mitigación de muchos síntomas presentes, sin embargo antes de entrar de lleno con el abordaje, es necesario entender a detalle el funcionamiento y anatomía de las estructuras que se ven implicadas una vez iniciada la lesión.
Tendón de Aquiles
Es quizá el más potente del cuerpo humano debido a que puede no solo soporta toda la carga axial del mismo, sino también le permite propulsarse para poder realizar saltos y desplazamientos durante los movimientos de la marcha y gesto de bipedestación siendo compuesto por tres (3) músculos principales denominados el tríceps sural donde se incluyen los siguientes:
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Músculo gastrocnemio: Compuesto por dos (2) cabezas o vientres musculares, la primera, es lateral o externo (también conocido como gemelo lateral) teniendo inserciones superiores a nivel de la parte posterior del cóndilo femoral, la segunda, medial o interna (conocido como gemelo interno o medial) se inserta superiormente en el cóndilo medial del fémur.
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Músculo sóleo: Ubicado por debajo del antes mencionado, abarca en sus inserciones proximales la cara posterior y externa de la cabeza del peroné al igual que la cara posterior de la tibia en su borde más medial.
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Músculo plantar delgado: Más pequeño de todos, parte del cóndilo lateral del fémur
Todos éstos músculos convergen entre sí para formar al conocido tendón de Aquiles, el mismo, es ancho en su porción proximal y discurre toda la cara posterior de la articulación tibioperonea astragalina, para llegar a la parte posterior del calcáneo.
En tal sentido, se puede decir que dicho grupo muscular es encargado de realizar la plantiflexión, dicha acción es importantísima por lo menos para deportistas como por ejemplo aquellos que practican fútbol, atletismo, gimnasia, entre otros, en donde el gesto de la marcha se hace principal para cumplir con dicha actividad haciendo propensa la aparición y manifestación de afecciones como la tendinitis aquilea.
¿Qué es la tendinitis aquilea?
Al hablar de una tendinitis aquilea se hace referencia a un proceso inflamatorio que tiene lugar sobre el tendón de Aquiles, como resultado de la realización de movimientos repetitivos y malas posturas que causan una sobrecarga muscular y afectan considerablemente el estado de salud y bienestar físico de la persona que lo padece, en la actualidad, se ha demostrado que dicha afección cuenta con las características de una tendinitis gracias a los procesos inflamatorios instaurados pero se puede agregar un factor degenerativo también conocido como tendinosis, por lo tanto, como térmico global de puede hablar más bien de una tendinopatía.
Una tendinopatía hace referencia a una afección de tipo inflamatoria o degenerativa en el tendón…
El factor degenerativo de la tendinitis Aquílea, puede ser originada tanto por el envejecimiento como por microtraumatismos que tienen lugar sobre el tríceps sural y el tendón de Aquiles respectivamente.
La tendinitis aquílea, puede clasificarse según la región dolorosa y afectada en las siguientes:
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No insercional: En donde, la clínica manifestada por la persona que padece la tendinopatía es ubicada principalmente en la unión miotendinosa a unos 7 cm por encima de la inserción del mismo en el calcáneo, pudiendo destacar que siendo una zona con menos irrigación el proceso inflamatorio y degenerativo puede ser mayor y más grave
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Insercional: En donde se puede desarrollar la clínica degenerativa e inflamatoria presente en la inserción distal a nivel del calcáneo pudiendo llegar a presentarse en conjunto a otras afecciones como calcificaciones del tendón aquiliano o bursitis calcánea.
Como se ha mencionado anteriormente, dicha afección es muy común en deportistas, estadísticamente se puede hablar de al menos un 24% del total de atletas y por lo menos un 85% de aquellos que practican deportes en donde el gesto principal sea la carrera, siendo realmente una afección muy común en ellos, así pues, en casos muy graves es común que exista una rotura de las fibras del tendón de Aquiles e incluso del tríceps sural, los cuales dentro de la medicina y fisioterapia pueden clasificarse en las siguientes:
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Primer grado: Donde solo existen microrroturas y la capacidad contráctil se encuentra buena.
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Segundo grado: Existiendo una rotura comprendida entre el 25 - 70% y la capacidad de contracción excéntrica especialmente se ve imposibilitada.
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Tercer grado: Siendo el más grave de todo, donde existe una rotura completa del tendón o vientre muscular, en donde la capacidad contráctil se ve completamente afectada y la persona no puede realizar ningún tipo de movimiento.
Teniendo esto en cuenta, se puede decir que son muy pocas las tendinopatías aquileas que llegan a producir una rotura del tendón de Aquiles, todo depende del cuidado y precaución que tenga el atleta o persona con respecto al proceso de recuperación.
¿Cuál es la clínica manifestada durante la tendinitis aquílea?
Como ya se ha mencionado, la característica principal de éste tipo de afección es la manifestación de un proceso inflamatorio sobre el tendón de Aquiles sin embargo también pueden estar presentes otros síntomas y signos como pueden ser:
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Dolor agudo y localizado, por lo general al momento de apoyar el pie al momento de caminar o durante la bipedestación.
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Limitación al movimiento o disminución del rango articular, dependiendo del proceso degenerativo y el nivel de inflamación presente, la persona podrá tener dificultad para realizar la contracción muscular y movilizar el tobillo.
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Calcificación del tendón aquiliano, dado al proceso degenerativo y la falta de movimiento, en casos muy graves es posible manifestar calcificaciones del mismo haciendo imposible la movilización del tobillo de manera activa siendo realmente muy doloroso.
Factores de riesgo que inciden en la tendinitis aquilea
Siguiendo con la temática, realmente se establece que los movimientos repetitivos son una de las causas principales que influyen en la instauración de éste tipo de afección, sin embargo se pueden incluir otros como pueden ser:
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Práctica excesiva de deportes sin respetar los tiempos de recuperación en donde el músculo se puede ver comprometido llegando a sufrir estrés por sobre uso.
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Sobrepeso, demostrando que al haber un aumento de la carga axial el tendón se verá comprometido gravemente
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Alteración en la pisada, donde se incluye el padecimiento de pie plano, pie supino o prono, donde la distribución de la carga puede verse alterada llegando a sobrecargar el tendón.
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Padecimiento de rodillas en varo o valgo, similar al anterior, supone una alteración en la distribución de la carga axial.
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Edad, hablando de un proceso degenerativo, el envejecimiento puede sin duda ser un factor determinante en la aparición de ésta afección, pudiendo llegar a influir sobre las personas mayores de 45 años generalmente
Todos estos factores antes mencionados pueden ser relativos y llegar a influir en mayor o menor proporción en la aparición de la lesión dependiendo de la actividad física y las condiciones anatomo-fisiológicas de cada individuo.
Diagnóstico fisioterapéutico
En el área de la fisioterapia y rehabilitación, el proceso evaluativo será de mucha ayuda para poder identificar ésta afección, primeramente hay que tomar en cuenta, las manifestaciones clínicas que el paciente refiere al momento de la consulta para poder empezar con el planteamiento de distintas hipótesis, así pues, será necesaria la evaluación física para poder diferenciar y confirmar la presencia de una tendinitis a nivel del tendón de Aquiles, ya que, puede confundirse con otro tipo de afecciones como pueden ser:
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Espolón calcáneo
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Fascitis plantar
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Enfermedad de Sever
En tal sentido, se deben realizar primeramente, pruebas palpatorias directamente sobre el tendón y vientre muscular corroborando el estado de los tejidos, elasticidad, viscosidad, entre otros, de igual manera, en fisioterapia es importante conocer mediante pruebas articulares la movilidad pasiva y activa de la región del tobillo y pie.
Es importante incluir la evaluación de la marcha y la pisada haciendo énfasis en el arco plantar, pues, como se mencionó anteriormente, una afectación en él puede traer como consecuencia compensaciones que desencadenan la tendinitis aquílea.
De igual manera se puede hacer uso de estudios radiológicos como la resonancia magnética o la tomografía computarizada para conocer el estado del tendón.
Abordaje desde la fisioterapia para la tendinitis aquilea
Finalmente, una vez comprobado el diagnóstico tras las distintas pruebas evaluativas, será necesario plantear un protocolo de tratamiento que se vea adaptado a las necesidades del paciente, que le permita regresar a las actividades diarias en el menor tiempo posible, como se mencionó al principio el uso de técnicas invasivas en el tratamiento de esta lesión en el talón, pueden ser de gran ayuda para éstos casos, sin embargo también se puede incluir lo siguiente:
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Uso y aplicación de la metodología ON and OFF, la cual consiste en la aplicación de un agente térmico, por lo general calor o frío, en combinación del ejercicio terapéutico, para ello, se cumple con un ciclo de mínimo 20 min, dado a que es el tiempo estipulado para la segregación de endorfinas y encefalinas (hormonas que pueden causar analgesia), así pues se alterna durante periodos de 5 min la aplicación del agente térmico y 5 min de ejercicio terapéutico.
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Ejercicio de fortalecimiento, dado a que es necesario recuperar la fuerza muscular del grupo afectado, en éste caso para tanto aliviar el dolor como para prevenirla a largo plazo.
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Terapia de ondas de choque, ya que, se ha demostrado la mejoría en éste tipo de lesiones ayudando a la regeneración y alivio de las distintas manifestaciones clínicas manifestadas.
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Reeducación de la marcha y postura, favoreciendo la eliminación de compensaciones y desequilibrios musculares.
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Readaptación al gesto deportivo, como ya se sabe, un gran porcentaje de las personas que padecen éste tipo de afección pertenecen al grupo de deportistas, por lo tanto, una vez aliviada la sintomatología será necesaria una readaptación para recuperar las capacidades físicas del atleta.