Se puede decir, que dentro de las lesiones deportivas una de las más comunes por lo menos en atletas que requieren correr o desplazarse largas distancias sin descanso es el síndrome del piramidal, siendo una afección muy molesta, causando dolor y dificultando el desarrollo de la actividad física en cuestión, así pues, a continuación se hablará sobre un tratamiento desde la fisioterapia que pueda ayudar al abordaje de dicha patología.
En los congresos actuales se ha discutido mucho la participación de la fisioterapia invasiva como tratamiento para el síndrome del piramidal, debido a que se ha demostrado que técnicas como la punción seca o la electro punción ha dado buenos resultados en el tratamiento de distintas lesiones que implican la manifestación clínica de puntos gatillo miofasciales, sin embargo, más allá de esto, en el siguiente artículo se planteará un protocolo más conservador sin el uso de la fisioterapia invasiva, para ello se deben conocer algunos datos de relevancia anatomo-funcional para entender los mecanismos lesivos de ésta afección.
Anatomía del músculo piramidal
Se puede resaltar, que dentro del complejo articular de la cadera uno de los grupos musculares más importantes es el de los pelvitrocantéreos, ya que, no solo serán éstos los que faciliten el movimiento de rotación externa de la articulación coxofemoral, sino también, de participar en la estabilidad activa de dicho complejo, particularmente hablando del músculo piramidal, se puede decir que tiene su origen a nivel de los agujeros sacros y se dispone en sentido transversal hasta terminar en el trocánter mayor del fémur su acción movilizadora al tratarse de un músculo pelvitrocantéreo realiza la rotación externa de cadera, sin embargo dentro de su acción estabilizadora, participa particularmente en el movimiento de extensión de cadera, tiene una íntima relación con el nervio ciático (el más grande del cuerpo humano) quien parte del plexo lumbar y atraviesa directamente las fibras del vientre muscular del piramidal para discurrir en sentido de los miembros inferiores por su cara posterior.
El músculo piramidal forma parte de los pelvitrocantéreos y realiza la rotación externa de cadera…
¿En qué consiste el síndrome del piramidal?
Se habla de una afección que incide directamente sobre el nervio ciático en su paso por el músculo piramidal, en donde el mismo se ve comprimido debido a la presencia de contracturas o manifestaciones de puntos gatillo miofasciales, siendo una patología muy común por lo general en adultos de edad media y deportistas como corredores. Se ha demostrado que la manifestación de ésta patología suele ser común en los hombres que por lo general pasan mucho tiempo sentados o manejando largas distancias, sin embargo, también se ha demostrado un gran número de casos en corredores y futbolistas en especial por el esfuerzo y demanda constante que éstos tienen.
Consiste en una compresión del nervio ciático en su paso por el músculo piramidal…
En este sentido, es importante resaltar que dicha patología puede estar presente tras la realización de cualquier tipo de actividad física sobre todo si no se tienen buenos hábitos posturales, estando presente en todo tipo de poblaciones.
Causas del síndrome piramidal
Al mencionar los factores que influyen en la aparición del síndrome del piramidal, se puede decir que son muy variados y dependen de la actividad funcional de la persona asi pues se pueden encontrar lo siguientes:
-
Como bien se sabe, el nervio ciático puede verse comprimido en su paso por el músculo piramidal sobre todo cuando existe una hiperactividad del mismo dado a un aumento de tensión por sobrecarga muscular.
-
El sobrepeso puede influir considerablemente en la aparición de ésta afección gracias a que un aumento en la carga axial provoca un desequilibrio muscular muy considerable pudiendo reflejarse sobre el músculo piramidal
-
Malos hábitos posturales, definidos como posiciones que se adoptan y mantienen en el tiempo, hay algunas que pueden demandar una exigencia muscular mucho mayor pudiendo sobrecargar el músculo
-
Uso de un mal calzado para correr o caminar, siendo muy común, ya que, por lo general no se toma en cuenta el tipo de pisada que tiene la persona para elegir un calzado pudiendo ésta incluso tener ausencia del arco plantar afectando en el impacto del talón con el suelo repercutiendo sobre estructuras superiores como el complejo articular de la cadera y pelvis.
-
Pasar mucho tiempo de pie o sentado, se ha relacionado mucho con la aparición de éste síndrome, pues la tensión mantenida por el músculo piramidal suele ser mayor pudiendo llegar a sobrecargarlo.
-
Las caídas, golpes o traumatismos directos también influyen en la aparición de éste tipo de patología causando un aumento de tensión en el músculo piramidal.
En base a todos éstos factores antes mencionados, se puede decir que será necesario desde el área de la fisioterapia conocer la sintomatología o manifestaciones clínicas que tienen lugar una vez instaurada la lesión en el cuerpo, así pues, se puede hacer inclusión de los siguientes:
-
Dolor irradiado, por lo general puede haber una sensación quemante o lacerante que se extiende a lo largo de la cara posterior de la pierna.
-
Irritación e hipersensibilidad, pudiendo haber presencia de alodinia local sobre la zona glútea al contacto con distintas superficies o texturas.
-
Pérdida de la capacidad contráctil o fuerza muscular, muy común dado a la presencia de puntos gatillo miofasciales, por lo general se ve limitado el movimiento de extensión de cadera.
-
Puede haber presencia de inflamación ligera sobre la zona glútea, en especial después de culminar con la actividad física.
Se puede decir que algunos de éstos síntomas se asemejan a los reflejados durante el padecimiento de una hernia discal, es por ello que en ocasiones dicha patología tiende a confundirse, sin embargo, allí radica el correcto abordaje e intervención evaluativa por parte del fisioterapeuta para poder diferenciar e identificar cada una de ellas.
¿Cómo diferenciar una hernia discal al síndrome del piramidal?
Es importante saber, que existen distintos métodos evaluativos que pueden ayudar a descartar o diferenciar una lesión de otra, por ejemplo, se puede hacer uso del estudio imagenológico como puede ser la radiografía o resonancia magnética, sin embargo, se puede acudir primeramente al entendimiento de los síntomas, donde se resalta el comportamiento del dolor, localidad, intensidad e incluso mitigación y agravación, así mismo, la palpación podrá ayudar a identificar las zonas afectadas, donde por ejemplo, al palpar el músculo piramidal se puede manifestar el dolor irradiado inmediatamente, esto daría un positivo para dicho síndrome. Otro método de diferenciación podría ser la aplicación de pruebas especiales como lo es la prueba de Laségue o el signo de Bragard.
Intervención fisioterapéutica para el síndrome piramidal
Al momento de realizar un tratamiento para el síndrome del piramidal para corredores será necesaria la participación de la fisioterapia deportiva, en donde se deberá buscar primeramente el alivio del dolor y demás sintomatología mediante el uso de distintas técnicas como pueden ser:
-
Aplicación de termoterapia: Generalmente a través del uso de la compresa húmedo caliente, por un tiempo estimado de 15 - 20 min con el objetivo de causar un efecto analgésico local.
-
Compresión isquémica sobre el punto gatillo miofascial: Una técnica bastante usada para poder liberar al punto gatillo ubicado sobre el músculo piramidal, ayudando de ésta manera a disminuir el dolor irradiado y a controlar la irritación local.
-
Aplicación de estiramientos activos: En función de elongar las fibras musculares y poder descomprimir la zona del nervio ciático.
-
Técnicas manuales: Donde se podrá realizar técnicas de músculo energía por ejemplo e incluso movilizaciones intraarticulares que puedan facilitar la disminución tensional del músculo piramidal
En tal sentido, una vez controlada la sintomatología iniciada a raíz del síndrome del piramidal, se hace necesario adaptar al atleta nuevamente al gesto deportivo mediante la aplicación de las siguientes maniobras:
-
Ejercicio terapéutico: Quizá uno de los más importantes, ya que, supone un tratamiento activo para el paciente, en donde se pueden mejorar las capacidades físicas, como velocidad, fuerza y capacidades cardiopulmonares muy esenciales para éste deporte.
-
Trabajar la velocidad de reacción: Mediante distintos ejercicios, la velocidad de reacción le dará al corredor la capacidad de iniciar a nivel competitivo el gesto en el momento más ideal.
-
Trabajos de potencia y pliométricos: Estos ayudarán a mejorar la fuerza y potencia en el arranque y desplazamiento del atleta durante el sprint.
-
Ejercicios adaptados al gesto deportivo: Esto ayudará al atleta a adaptarse nuevamente a los movimientos realizados durante la actividad pudiendo mejorar su desempeño.
Un punto importante dentro de todos éstos ejercicios es que debe fomentarse a la realización de movimientos dirigidos a la flexibilidad y ganar rango articular consecuentemente, para ello, se puede hacer práctica de posturas de yoga o algún otro destinado a éste fin. Esto traerá como beneficio, un mejor desarrollo de la actividad deportiva pudiendo incluso ir de la mano con la prevención a éste tipo de afección.
Se pudiera decir, que la prevención del síndrome del piramidal en el corredor, puede ser más sencillo de lo que parece, pues, es recomendable como terapeutas fomentar la corrección de hábitos posturales y el uso del calzado más adecuado para los pacientes, enseñando de igual manera los beneficios del ejercicio terapéutico preventivo.