Se puede decir, que el dolor de cadera puede venir asociado a distintas disfunciones que pueden tener lugar a nivel articular, muscular o ligamentario, creando una manifestación de dolor e influyendo negativamente sobre el estado de salud y bienestar físico incidiendo generalmente sobre la población adulta de la tercera edad e incluso a nivel de atletas, por tanto se propondrá un tratamiento desde la fisioterapia para dicha disfunción.
Últimamente, han surgido estudios positivos que demuestran la efectividad de la fisioterapia invasiva en éste tipo de afección mediante la punción seca u alguna otra técnica de tratamiento en donde se pueda abordar las distintas manifestaciones clínicas que surgen a raíz de las disfunciones presentes en el complejo articular y tejidos blandos de la cadera y pelvis.
Sin embargo, se pueden plantear otros métodos de abordaje desde la fisioterapia convencional que también pueden ser de mucha ayuda en el alivio de dichas disfunciones siendo una de las principales a nivel de la articulación sacroilíaca
Datos anatómicos relevantes sobre la articulación sacroilíaca
Se habla de una de las articulaciones más importantes del cuerpo humano teniendo como función principal la transferencia del peso axial proveniente de las estructuras superiores hacia las inferiores, la misma se define como una articulación sinovial plana cuyas carillas articulares están conformadas por:
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Hueso sacro: Compuesto por cinco (5) segmentos, tiene una forma cónica en donde se destaca el promontorio o base del mismo y sus agujeros por donde pasan las raíces nerviosas provenientes del plexo lumbosacro.
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Hueso coxal: Dividido a sí mismo en tres (3) componentes óseos importantes como lo son el ilion, isquion y pubis. Ambos huesos ilíacos son los que se articulan por detrás al hueso sacro para formar la sacroilíaca y en sentido anterior se ubica la unión entre ambas ramas pubianas formando la conocida sínfisis pubiana.
En tal sentido se puede decir que en cuanto a la articulación sacroilíaca se refiere, cuenta con importantes estabilizadores pasivos (ligamentos) que ayudan a fijar dichas carillas articulares durante los distintos movimientos siendo éstos los siguientes:
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Ligamento sacroilíaco anterior: Extendiéndose desde la parte anterior del promontorio o base sacra desde donde discurre para llegar a la fosa iliaca.
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Ligamento sacroiliaco posterior: Siendo en éste caso los que mayor capacidad y acción estabilizadora tienen discurriendo a través de un plano superficial por toda la cresta iliaca posterosuperior hasta la tuberosidad sacra y fascículos más profundos que se expanden a lo largo de las superficies articulares
Es importante resaltar, que la articulación sacroilíaca a pesar de ser una articulación sinovial plana, puede realizar ciertos movimientos descritos, que tienen su mayor participación en la mujer en el proceso del parto, asi pues, los mismos se describen a continuación:
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Nutación: Durante éste movimiento la base sacra o promontorio se dirige en sentido anterior hacia abajo y delante mientras que la parte más inferior del mismo se dirige hacia arriba y atrás en sentido posterior, por su parte, a nivel del hueso sacro, se puede decir que realiza un movimiento contrario de manera compensatoria para mantener el equilibrio del cuerpo, en donde las espinas iliacas posterosuperiores se proyectan en sentido posterior.
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Contranutación: Movimiento opuesto al anterior, se habla de que la base sacra o promontorio se dirige hacia abajo y atrás en sentido posterior mientras que su parte más inferior se dirige hacia delante y arriba en sentido anterior, mismo caso opuesto ocurre con el hueso coxal en donde las espinas ilíacas posterosuperiores se proyectan en sentido anterior.
¿En qué consiste la disfunción sacroilíaca?
Se habla de una serie de factores que influyen en la aparición de ciertas disfunciones del movimiento en dicha región de manera aguda o crónica pudiendo desencadenar síntomas dolorosos e inflamatorios en tal sentido, pudiendo dividirse en los siguientes:
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Disfunción hipermóvil: En donde, se relaciona un exceso de movimiento con la clínica manifestada, pudiendo incluso definirse como inestabilidad articular existiendo irritación dentro de las carillas articulares y posibles distorsiones ligeras en los ligamentos sacroilíacos.
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Disfunción hipomóvil: Al contrario de la anterior, se habla de una falta de movimiento o restricción por parte de la articulación sacroilíaca, pudiendo traer un movimiento en bloque sobre dicha zona.
En tal sentido, también se pueden asociar otro tipos de factores mecánicos internos y externos que pueden incidir en la aparición de una disfunción sacroilíaca como pueden ser los siguientes:
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Fijación en flexión o extensión de un segmento vertebral lumbar, donde por lo general al éstos tener hipomovilidad en consecuencia de un movimiento compensatorio, la articulación sacroilíaca puede manifestar un estado de hipermovilidad.
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Sobrepeso, Como en la mayoría de las afecciones, el exceso de cargas axiales en el cuerpo puede traer como consecuencia un estado disfuncional en ésta articulación, ya que, como se ha mencionado anteriormente, su función principal es el traslado del peso desde los miembros superiores a los inferiores
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Golpes constantes sobre la cadera, pudiendo llegar a irritar e inflamar la articulación sacroilíaca
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Se ha relacionado el padecimiento de pie plano o pie supino con la aparición de disfunciones en las articulaciones sacroiliacas a largo plazo si no se usa un correcto calzado para cumplir con las distintas actividades laborales y físicas, de igual manera, también se puede asociar las rodillas en valgo o varo, debido a las compensaciones corporales que sobre-exige las demandas estabilizadoras de la articulación
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Presencia de algún tipo de radiculopatía en las vértebras lumbares, en donde se puede comprimir alguna raíz nerviosa llegando a reproducir sintomatologías dolorosas sobre la región glútea.
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Malos hábitos posturales o presencia de un síndrome cruzado inferior, creando desequilibrios musculares llegando a desencadenar disfunciones si no es corregida a tiempo.
Así pues, se puede establecer que ante tantos factores de incidencia realmente es importante realizar abordajes preventivos que permitan no solo el fortalecimiento de la musculatura local y global, sino también la mejoría de la calidad del movimiento presente, para ello, la realización de actividades como el yoga, mediante distintas posturas, sin duda, puede mejorar y eliminar la mayoría de los factores antes mencionados, es por ello que la propuesta de un protocolo preventivo para las disfunciones sacroilíacas se deben basar mayormente en la búsqueda de un tratamiento activo mediante ejercicios terapéuticos que fomenten dicha movilidad.
En el área de la rehabilitación y fisioterapia, las disfunciones sacroiliacas en mi opinión son bastante comunes, sobre todo en las poblaciones adultas de edad media y de tercera edad en su mayoría por malos hábitos posturales que desencadenan un estado de hipo e hipermovilidad en dicha articulación, así pues, para poder confirmar esto, se hace necesario realizar distintas pruebas palpatorias activas y pasivas mediante la movilización de los miembros interiores, de igual manera, en función de lograr un diagnóstico diferenciado se pueden hacer pruebas que descarten o confirmen la presencia de una radiculopatía, compresiones nerviosas o propiamente las disfunciones sacro iliacas.
La evaluación postural es sumamente importante, ya que, como se ha venido mencionando, la postura es quizá el factor más determinante e influyente en la aparición de éstas disfunciones, por tanto, se hace necesario descartar o confirmar la presencia de síndromes posturales, hiperlordosis, escoliosis entre otras cosas que puedan traer desequilibrios musculares.
En cuanto a los síntomas que se pueden identificar con una disfunción sacroilíaca se pueden resaltar los siguientes:
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Dolor agudo y punzante que se manifiesta directamente sobre la región glútea al momento de estar mucho tiempo de pie e incluso al estar acostado en ciertas posiciones.
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Puede haber presencia de inflamación dentro de la cápsula articular o de las estructuras ligamentosas y musculares que se insertan en dicha articulación.
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Existe ciertamente una alteración en la movilidad en donde se puede percibir una cierta restricción o bloqueo articular.
Tratamiento fisioterapéutico para las disfunciones sacroiliacas
Al mencionar el protocolo de abordaje desde la fisioterapia, personalmente pienso que es muy importante la recuperación de la movilidad articular, es por ello que me baso en la aplicación de distintas técnicas manuales que fomenten las movilizaciones intraarticulares y permitan la liberación de los tejidos fasciales y musculares cercanos a la región, de igual manera, puedes resaltar técnicas que también son de mucha ayuda como las siguientes:
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Aplicación de electroterapia, sobre todo mediante el TENS o una corriente galvánica en donde se permita la estimulación mecánica correcta para poder disminuir la sintomatología dolorosa.
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Ejercicios de Williams, Dirigidos directamente a solucionar el dolor lumbar, ciertamente pueden traer un efecto positivo en el paciente si es dosificado correctamente
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Se puede aplicar punción seca, para el tratamiento de los puntos gatillo miofasciales que se puedan encontrar a nivel de la musculatura glútea u alguna otra cercana a la articulación sacroilíaca.
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Igualmente se puede hacer uso del abordaje osteopático, sobre todo ante la presencia de disfunciones hipomóviles e hipermóviles con el objetivo de corregir dicho patrón de movimiento.
Finalmente, es necesario corregir y enseñar al paciente los mejores hábitos posturales para poder desempeñarse a lo largo de las distintas actividades laborales e incluso para dormir, siendo muy importante para poder prevenir la incidencia nuevamente de éste tipo de afección, para lograrlo se puede implementar el uso de la R.P.G en donde mediante distintas posiciones mantenidas en el tiempo se favorece la relajación de un patrón muscular y elongación de otro.